Principal sospechoso de presunto feminicidio es un policía.
Joven madre desapareció el pasado 20 de mayo cuando salió de su vivienda de
Juliaca, en Puno, rumbo a una discoteca con tres amigos.
Juliaca. Muerta y dentro de un costal, así fue como
finalmente apareció Jhomara Erika Cruz Mayta, una madre de 22 años. El macabro
hallazgo se registró luego de la intensa búsqueda que realizaron sus familiares
y amigos, desde el pasado 20 de mayo. Desafortunadamente, un infante quedó en
la orfandad.
Cerca de las 15:30 horas, debajo del puente Churi, situado
en la comunidad de Chanchi Chico, distrito de Caracoto, fue encontrado el
cuerpo de Erika Cruz, luego que los comuneros de la zona alertaran a los
detectives del Departamento de investigación Criminal (Depincri). Sus restos
estaban dentro de un saco de polietileno en estado de descomposición. Una parte
del cráneo de la víctima había sido devorado por los canes.
Erika, madre de un niño de apenas dos años de edad, estaba
desaparecida desde el 20 de mayo. Aquel día salió con destino a una discoteca
junto a tres varones, entre quienes se encontraba un policía de nombre Bryan
Canaza, a quien sus familiares sindicaron como el principal sospechoso de su
desaparición.
Durante el tiempo que la joven estuvo desaparecida y antes
del presunto feminicidio, la familia y amigos protagonizaron una serie de
movilizaciones y vigilias incluidas; sin embargo, todo esfuerzo no tuvo frutos.
Edgar Machaca Mamani, titular de la Primera Fiscalía
Provincial de San Román, y la Policía realizaron las diligencias del
levantamiento del cadáver. Su cuerpo fue llevado a la morgue del Instituto de
medicina legal. Pero en horas, los parientes y amigos de la víctima acudieron a
los los exteriores del Depincri Juliaca, donde protagonizaron un plantón
exigiendo justicia por el cruel asesinato.
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